28 de julio de 2008

DON EGON ALFRED WENDE BARD

Nace en Breslau, ciudad que en aque­llos años pertenecía a Alemania (actualmente a Polonia), en el mes de Noviembre de 1890, en el seno de una familia de la burguesía alemana; su padre era secretario del Ayuntamiento, y su madre profesora de música. Desde muy corta edad van sobresaliendo sus dotes hacia la reposte­ría y la cocina. Cursa sus primeros estudios en un Colegio Evangelista, pasando más tarde a especializarse en Repostería y Cocina, obteniendo, a la corta edad de diecisiete años, la titulación en el grado de Oficial.Durante los primeros años
de su profesión, EGON trabaja en distin­tos hoteles y restaurantes de Breslau donde poco a poco va perfeccionando sus habilidades dentro de esta rama, llegando a conseguir en varias ocasiones algunos premios, con lo cual fue ganando mucho prestigio en­tre los empresarios de Breslau. Animado por varios compañeros, a princi­pios del año 1914 decide enrolarse en un barco rumbo a las colonias que poseía Alemania en África.
Santa Cruz de Tenerife, con su ya importante Puerto, era en aquellos momentos sitio obligado de aprovisionamiento para los barcos que seguían rumbo a América o hacia África. Fue entonces cuando la primera Guerra Mundial sorprendió a estos jóvenes marinos en aguas del Archi­piélago Canario, y tras varias semanas de conversaciones con las autori­dades españolas, optan todos por quedarse en la ciudad de Santa Cruz de Tenerife.

21 de julio de 2008

RECAMBIO AUTOMÓVIL Y GASOLINERA DE DON JUAN ÁLVAREZ DÍAZ (1935-1965)

Cuando ahondo en lo más profundo de mi memoria en busca de su primera imagen, esa imagen que iba a perseguirme omnipresente a lo largo de cuarenta años de mi vida, encuentro en el rincón más lejano una escena precursora. Una empresa modesta, hospitalaria, reducida. Sentado junto al amplio salón-industrial donde el olor a petróleo refinado mezclado con agua para lavado de automóviles, mi padre y otras personas de rostros difuminados por el aturdimiento. Mi padre Juan Álvarez Díaz, estudiante del colegio de los hermanos de las Escuelas Cristianas. Estudia Cultura General para defenderse en el futuro con destreza,
se especializa en una asignatura, hoy desconocida, -Teneduría de Libros-, materia que los institutos técnicos y las escuelas universitarias la han reemplazado por la moderna informática de gestión. Soporte que le ayudara a instruir una pequeña explotación de servicios para toda clase de automóvil que ya es aseveración en La Orotava. A abandonar el colegio de San Isidro se incorpora a trabajar en Telégrafo de misiva, con pantalón corto, eran tiempos difíciles para familias de clase media, concretamente para hijo de chofer, -D. José su padre, "chofer de Ascanio", con el número siete de expedición del carné de conducir en la provincia de Santa Cruz de Tenerife-. Más tarde ingresa en la banca "Morales". Desaparecida la banca es contratado por Don Fernando Hernández López industrial de esta plaza, para ocupar el cargo de oficial-encargado de su industria de repuestos y accesorios de todas clases de automóviles en la Calle de Calvario. Muchos hombres y mujeres van cargados de historias y leyendas, que ellos mismos han ido construyendo con el paso de los años, mi padre dedicó media vida a la explotación de Estación de Servicios.

40 AÑOS DE LA PROMOCIÓN 1967- 1968 DEL COLEGIO SAN ISIDRO - SALESIANOS DE LA OROTAVA

Mi padre Juan Álvarez Díaz (q.e.p.d.), conocido en la Villa por, "Juan el de la Gasolina", allá por el año 1958, siendo aun una criatura, me inscribe en el colegio de Los Salesianos dirigido entonces por Don José Rodríguez, después de haber aprendido las primeras letras en el Colegio de la Milagrosa de las Hermanas de la Caridad con la jovial Sor Dolores y la imperante Sor Catalina. Y con Doña Lucía Mesa en su decente escuelita en la calle El Calvario. Entré en los Salesianos de mano de mi padre, recuerdo que me decía; ¡que había inaugurado el mismo Colegio con los Hermanos de Las Escuelas Cristianas! Al deambular el zaguán me quedaba pasmado deplorablemente, mi visión era hermética, abandonando corriendo detrás de mi padre, - sucediéndome en varias ocasiones -. Hasta que por fin le convencí, para que me pusiera en otro centro. Evidentemente se decidió por el Colegio de San Fernando regentado por Don Fernando Álvarez Arbelo, en este centro estuve hasta el segundo curso de bachiller como alumno libre. De regreso a los Salesianos para acontecer los estudios, - el traslado no fue asequible,-. El director Don José Mondéjar Lerma(q.e.p.d.) de estraga reminiscencia, le comunicó a mi padre que no me admitía. Gracias a las gestiones amistosas con Don Antonio Granados Herrera (q.e.p.d.) de mi tío Antonio Ordoñe León (q.e.p.d.), logré que se me admitiese.

El Tesoro de la Iglesia de la Concepción

El pasado año se inauguró el llamado "Tesoro" de la Iglesia de La Concepción. Un guía, pagado por el Centro de Iniciativas Turísticas de la Villa, nos acompaña en un paseo que, partiendo de la Sacristía y pasando por detrás del Altar, recorre todas las estancias posteriores de la iglesia, en las que podemos disfrutar de multitud de objetos que, donados por los feligreses villeros a lo largo de cinco siglos, forman parte de nuestra "Historia". Destacables, entre otras piezas, el ataúd que una de las hermandades "prestaba" a los pobres para su traslado al templo, o la Virgen difunta.
Por Fernando Rossi Delgado